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EL CINE REVOLUCIONARIO QUE NECESITAMOS

Cine revolucionario

En su manifiesto de 1969, Hacia un Tercer Cine, los cineastas argentinos Fernando Solanas y Octavio Getino definieron el Tercer Cine como “un cine de liberación” que se oponía a los valores del Primer y Segundo Cine.

¿Qué es el Tercer Cine?

Describieron el Primer Cine como “el cine comercial dominante”, al servicio del capitalismo y el imperialismo estadounidenses. El Segundo Cine era “el cine de vanguardia y experimental que ha nacido como alternativa al dominante”.

En cambio, los cineastas del Tercer Cine buscaron crear un cine arraigado en las culturas y tradiciones locales y que reflejara las realidades de la vida de la gente común. Esto implicaba el uso de actores no profesionales, la improvisación, y la incorporación de elementos del documental y otras formas no ficcionales.

¿Cuál es tu obra favorita del Tercer Cine?





Resultados:

    Contexto político en Argentina

    En Argentina, la dictadura militar derechista de Onganía había tomado el poder en junio de 1966. Las fuerzas de izquierda fueron fuertemente perseguidas, con una censura generalizada sobre los medios de comunicación y el cine.

    Fue en este contexto que, en 1968, Solanas y Getino proyectaron La hora de los hornos, una obra clave del Cine Liberación. En ella recorrieron el país filmando a personas activamente involucradas en la lucha revolucionaria, tanto legal como clandestina.

    El simbolismo del título

    El título remite a las fogatas observadas por los primeros colonizadores europeos en Tierra del Fuego, y a una frase usada por José Martí y popularizada por Ernesto “Che” Guevara: “Ahora es la hora de los hornos; que no vean nada más que la luz de las llamas”.

    El vínculo con Cuba y el ICAIC

    El Tercer Cine mantuvo un lazo estrecho con la Revolución Cubana. Tras la revolución de 1959, se creó el ICAIC, que promovió el cine colectivo, apoyó financieramente a nuevos realizadores y sirvió de modelo para producciones no comerciales en América Latina.

    Actualidad y resistencia

    En tiempos de redes sociales y medios digitales, producir cine en el espíritu del Tercer Cine es más fácil técnicamente, pero difícil de sostener. Plataformas comerciales suelen excluir narrativas críticas con el poder occidental.

    En el Festival de Documentales de Sheffield 2022, el patrocinio de la embajada de EE. UU. contrastó con el estreno de Ithaka, documental sobre Julian Assange, revelando el intento oficial de blanquear su imagen ante públicos progresistas.

    El poder del colectivo

    El Tercer Cine no solo proponía contenidos críticos, sino también una forma de hacer cine colaborativa y no mercantil. Proyecciones en escuelas, barrios y centros culturales reemplazaban los canales oficiales. El espíritu DIY (hazlo vos mismo) sigue vigente en el cine militante actual.

    La batalla de las ideas sigue

    En 1999, Fidel Castro habló de la necesidad de dar la “batalla de las ideas”. A más de 50 años del manifiesto del Tercer Cine, esta lucha continúa viva en cada historia contada desde la resistencia.

    Texto adaptado a partir de un ensayo de Pablo Navarrete, periodista y documentalista chileno-británico. Codirector de “Fragments of a Dream” (2023), sobre el festival El Sueño Existe, inspirado en Víctor Jara.